martes, 7 de octubre de 2014

Del cielo 1

"Ángel de la guarda, dulce compañía,  no me desampares ni de noche ni de día, Dios bendiga a mami, Dios bendiga a papi, que me hagan una niña buena, amén". Una noche, cada noche, todas las noches.
 No sé si había cielo, probablemente, blanco, quizá hasta estaba la virgencita grande que estaba en esa pieza grande.
Luego, cuando era chica, los adventistas me hablaron del cielo. Hacían estos diarios murales suavecitos, de no sé qué tela, donde colocas las figuras con alfileres. Alguna vez uno fue del cielo. Me dijeron que el cielo era de oro, casas de oro, calles de oro.  Que nadie se lo robaba, obvio, los ladrones no se van al cielo. ¿Para qué quieres oro en el cielo?¿Para qué?. Yo siempre pensé, a mí me gusta más la plata, es más bonita. Pero nunca me pareció apropiado plantearle la idea a un adventista.
 Se supone que todos están en el cielo, salvo quizás el tipo de la casa patronal que hizo pacto con el diablo. Raro, algo no calza, no todo el mundo se puede ir al cielo.
 Si hay infierno o no, depende, los adventistas decían que no. No había cielo o infierno sino que vida o muerte. No debes mencionarle eso a mi abuelita, católica conservadora.
 El tema siempre se reniega, se evita, para efectos prácticos, todo el mundo te mira desde el cielo, o en su defecto, es una especie de energía mística.
 Ahora que soy adulto joven, toda la gente me habla desde su prisma agnóstico. "No sé si hay algo", "energías en vibración", son palabras comunes. Yo pienso que es tibio, cómodo, tal vez. Nadie se preocupa por esas cosas ahora.
 Lo más crudo fue cuando él me dijo que no creía que hubiera nada. Muerte simplemente, implacable, igualitaria. Un vacío terrible, no creer en nada. Qué valiente y triste, pensé.
 Para mí, como chilena, nieta de católicos, nieta de mormones, criada en colegio adventista, ha sido un tema siempre patente en mi vida, pero nunca tratado, como buen dogma, siempre está ahí, no para ser cuestionado, sólo siendo parte. Es quizás por esta  mezcla que surgen en mi cabeza estos temas.
 La gente se sorprende de que yo siendo tan poco católica haga cosas tan cristianas. Sigo orando cada noche, todas las noches, aunque con los años la oración se volvió personal, distinta. Hace algunas noches la oración había sido distante, dubitativa. Ahora volvió, tal vez, se quede.
Para finalizar, yo no sé si creo, ¿creo?¿creo por fe?¿por costumbre?¿por comodidad?¿porque es correcto?¿porque quiero creer? lo que sé es que no es un tema que quiera dejar pasar.
 Te veo en el cielo corazón.

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