Estaba cerca la semana sansana de los sansanos; y Tuma subió a la universidad, y halló en el hall del C a los que vendían maní, café y alfajores, y a los sansanos allí sentados. Entonces hizo un azote de cuerdas y expulsó del hall del C a todos, y tiró el café y se comió el maní; esparció las tarjetas junaeb de los sansanos y desconectó el wi-fi, y dijo a los que vendían alfajores: «Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado».
martes, 27 de octubre de 2015
sábado, 29 de agosto de 2015
Los efectos de la oxitocina: un estudio (no tan) científico
Primero, la conversación intrascendente.
El flirteo, que puede ser sutil o descarado. Este fue más bien, descarado.
La calentura correspondida da paso a los mensajes de rigor, a la logística.
Luego, viene ese momento expectante, ay nos vamos a juntar, ay en volá se arrepiente.
Donde tú piensas en arrepentirte.
La sonrisa ansiosa ya se te nota y te transforma.
Estas ahí, esperando. Esperando
Ese momento incómodo en que aparece y no sabes donde mirar.
Llega, miradas nerviosas, las conversaciones triviales y apuradas.
Tratas de ponerte al corriente en minutos, por tanto, no dices mucho.
Hablas y esto no es tan terrible, te ríes, te relajas. Te acercas. Nos acercamos.
La ex-plo-sión de oxitocina. Te relajas, confías y eres feliz.
La oxitocina es como la hormona de la felicidad temporal.
En realidad no la estás cagando, estás feliz porque tienes tu oxitocina.
Y lo besas y abrazas, pero no eres tú, es la oxitocina, ja!
La sonrisa de la oxitocina es una sonrisa fácil y resbalosa, sale casi sola.
Esa noche te duermes, relajada y contenta.
La caña moral la dejas, para mañana.
viernes, 8 de mayo de 2015
lunes, 27 de abril de 2015
La niña que medio vivía
Les voy a contar algo de la historia de la niña que medio vivía.
La niña que medio vivía, cada mañana, medio despertaba.
Sonaban y sonaban alarmas mientras se debatía entre despertar y seguir durmiendo.
La niña, medio despierta, medio se vestía.
Medio se peinaba, medio se arreglaba.
Medio caminaba, y medio llegaba a clases.
Medio escuchaba lo que decía el profesor. Medio se distraía. Medio pensaba.
La niña medio comía. Medio fumaba.
Decía que iba a estudiar, cuando en realidad, medio estudiaba.
Medio escuchaba música. Medio leía. Medio estudiaba.
Medio llegaba a su casa y medio se desvestía.
Medio soñaba, medio dormía.
Cuando estaba medio triste, medio lloraba.
La niña que medio vivía no podía largarse a llorar.
La niña que medio vivía siempre medio vivió porque (decía) no tenía tiempo para vivir.
Hasta que se murió. Pero no hay muertes a medias.
La niña que medio vivía, cada mañana, medio despertaba.
Sonaban y sonaban alarmas mientras se debatía entre despertar y seguir durmiendo.
La niña, medio despierta, medio se vestía.
Medio se peinaba, medio se arreglaba.
Medio caminaba, y medio llegaba a clases.
Medio escuchaba lo que decía el profesor. Medio se distraía. Medio pensaba.
La niña medio comía. Medio fumaba.
Decía que iba a estudiar, cuando en realidad, medio estudiaba.
Medio escuchaba música. Medio leía. Medio estudiaba.
Medio llegaba a su casa y medio se desvestía.
Medio soñaba, medio dormía.
Cuando estaba medio triste, medio lloraba.
La niña que medio vivía no podía largarse a llorar.
La niña que medio vivía siempre medio vivió porque (decía) no tenía tiempo para vivir.
Hasta que se murió. Pero no hay muertes a medias.
jueves, 23 de abril de 2015
viernes, 17 de abril de 2015
¿Quieres ser John Malkovich?
"Me levanto y tengo que hacerme cargo de toda mi historia. Qué paja."
Como un golpe, recordé por qué todos querían ser John Malkovich. Es sólo porque no queremos ser nosotros. Francamente levantarme cada día y hacerme cargo de todas mis decisiones, de todos mis sentimientos, de toda mi historia, es agotador. Sería entretenido levantarnos y ser cada día una persona diferente, con días buenos y días malos.
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