Previamente, es necesario tener una pena, un vacío en el corazón, un abismo cruel en el pecho, que es fuente de dolor.
Lo más importante para ahogar las penas, es el alcohol propiamente tal. Lo hay de distintos colores, grados, sabores, encerrados en distintas formas. Para estos menesteres cualquiera estará bien, pero no olvidemos que los mariscos se maridan con vino blanco y las carnes rojas con un buen tinto.
Depende de lo que se escogió en el punto anterior son los "accesorios" que se necesitarán. Siempre ayudará un buen vaso o una taza, una copa para una opción elegante. Si se eligió cerveza o vino es suficiente, pero si optamos por el pisco, el ron o el vodka necesitamos bebida y hielo, la bebida es a gusto del consumidor.
Para abrir la botella del ansiado alcohol debemos colocar los dedos índice y pulgar sobre la tapa de la botella, preferentemente usar la mano hábil y sujetar la botella con la mano que está libre, girar suavemente, pero con decisión, la tapa en sentido antihorario. Cuidadosamente deslizar el elíxir del olvido a nuestro vaso o taza y agregar los "accesorios" al gusto. Ese gusto dependerá de la pena y el pesar en el corazón que se experimente.
Luego, continuamos con el acto de tomar. Sujetamos el recipiente con la mano derecha, levantamos el brazo, "empinar el codo", al tiempo que se debe abrir la boca y acomodar los labios. Si se desea al mismo tiempo se pueden cerrar los ojos. Un sonido característico y un movimiento involuntario de la garganta indicarán que completamos el acto.
Si la melancolía es grande, se puede omitir la parte del vaso y tomar directamente de la botella. Si se quiere ahogar la pena, ignorar el sabor, recuerde que una mueca está permitida.
Dejar el recipiente. repetir el proceso hasta que la tristeza se aplaque, el dolor en el pecho se adormezca y la mente se pierda en una nube de alcohol.